La certificación

Así como el FMI certifica a los países que se someten mansamente a su falso recetario hambreador, así también el Ricaurte está organizando la “certificación de calidad” de los medios de comunicación, desde su visión de los negocios. Eso quiere decir que la prensa, la radio y la televisión tienen que ponerse en fila frente a FUNDAMEDIOS para que les den su certificado de buena conducta, probando que son muchachos del Gobierno, que no difunden críticas ni opiniones que molesten la paciencia del que sabemos. Deben acreditar que manejan la verdad según la conveniencia oficial, como hace el Vera. En fin, deben probar que son lambones incondicionales del poder. Los otros, esos resabiados que le abren micrófono a la oposición, no entienden que la “libertad de expresión” es sólo para “la gente de bien”, no para el pueblo revoltoso que aspira a comer tres veces al día. ¡Qué se habrán creído estos igualados! Oligarcas pelucones, no hagan el ridículo con sus falderos mediáticos que nunca nos darán calidad, menos credibilidad. Mejor preocúpense del banco de la RMI. La quiebra fulminaría sus papeles y bonos de deuda…

Con los pendrives enviados a los medios incondicionales pautados levantan una alharaca vociferante, con gratuitas inculpaciones a la oposición democrática, descalificándola de terrorista. ¿Tienen pruebas para esa temeraria acusación? ¡Ninguna!; sólo su odio y amargura ante la orfandad que les rodea, agravada por los tristes resultados de la consulta. Acuden a la receta de Jaime Durán Barba, el infalible gurú consultor de las campañas de la derecha, quien aconseja que “cuando gobernar se vuelve complicado hay que generar cajas chinas para entretener al pueblo”. Olor a distractor.

En la “pirámide de Kelsen” de las primeras lecciones de Derecho, se estudia la supremacía de la Constitución como la norma suprema a la que se supedita todo el ordenamiento jurídico, con prelación de la Ley, Ordenanzas, Decretos, Reglamentos. No se puede cambiar la Ley Orgánica de la Contraloría General del Estado reformando un simple reglamento. Corresponde a la función Legislativa la facultad privativa de aprobar las Leyes. ¿Por qué lo hizo? Para excluir a la banca privada del control de la Contraloría, que es el Juez de Cuentas de las entidades que manejan fondos públicos. Dice que lo haga la Superintendencia de Bancos o de Compañías; ¿Porque son sus amigos? La Carta Magna otorga esa facultad a la CGE con procesos de determinación y exámenes especiales. Nadie puede estar por encima de la Ley. Ni el Trujillo…

A propósito de la salida de María de los Ángeles Duarte de la Embajada de Argentina, que los escandalosos llaman fuga, se cansó de esperar el salvoconducto del Gobierno Nacional, dada su condición de asilada política. Simplemente se liberó. Pero el Canciller dio rienda suelta a su odio y amargura ideológica en contra de un país hermano, cuyo Mandatario, el Presidente Fernández le dio al Régimen una lección de diplomacia, firmeza y tolerancia, al concluir su última misiva: “Lo que a todos debe lastimarnos es que en su Patria, como en la mía, la justicia se haya puesto al servicio de quienes persiguen opositores”. Y todo porque el Presidente Correa está en Argentina invitado al Tercer Foro Mundial de los Derechos Humanos. Afuera se burlan de la condena por “influjo psíquico”. El recalcitrante Rafael Cuesta reconoce su inocencia al decir que en el Caso Sobornos 2012-2016 no encuentra nada en contra del Mashi Rafael y que al parecer fue una estrategia política de Diana Salazar. ¡Todo era cuestión de tiempo¡