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Crisis de la educación superior
Sumamente interesante y novedosa ha sido la presentación en “Hoja de Ruta” radio del programa “Construyendo la verdad” con una duración de una hora y media y que, en su segunda oportunidad de salir al aire para la numerosa audiencia de esta radio digital, analiza la situación de la educación superior en el país. Interesante el programa por el formato que presenta puesto que al inicio del mismo se destinan unos cuantos minutos a una exposición de los invitados que han trabajado de manera adecuada el tema que corresponde tratar, luego se da ocasión al o la moderadora del programa para que formule las observaciones e inquietudes que pudiera tener para, a continuación, responder preguntas de las personas que están siguiendo la transmisión en ese momento. Lo novedoso del programa radica, a mi entender, en que la responsabilidad del mismo recae en una logia masónica mixta –esto es formada por hombres y mujeres, lo cual no es común- cuyo nombre ha tomado de una de las mujeres más emblemáticas de nuestra historia: Manuela Sáenz. Y en el caso que nos ocupa la logia no tiene reparo en presentarse como tal e indicar que no responden a ningún partido político, no pretenden sino compartir su pensamiento buscando que brille la verdad, se declaran buscadores de la verdad.
El primer programa de este tipo salió al aire el viernes 18 de Noviembre del año en curso y este último viernes 16 de Diciembre han producido el segundo programa. Se espera que para el próximo año 2023 tengan listo un programa cada quince días y lo transmitan en vivo cada viernes a partir de las 8 p.m. hora de Quito. En este segundo programa participaron los docentes universitarios Napoleón Saltos y Edgar Moncayo, actuó en calidad de moderadora la también docente universitaria Natalia Sierra. Los tres coincidieron en que la universidad ecuatoriana atraviesa por una crisis. El Dr. Napoleón Saltos indicó que la crisis tiene que ver con la falta de producción de pensamiento, que es su principal rol, y que por el contrario se ha dedicado a consumir el pensamiento de otras fuentes; en cuanto a la autonomía se ha quedado en cuestiones administrativas y no en la generación de pensamiento y luego subrayó que la crisis es de identidad al no identificar la universidad cuál es su norte y misión.
A su momento el Dr. Edgar Moncayo rememorando las reformas universitarias, empezando por el movimiento de Córdoba en 1918 y siguiendo por otros posteriores, planteó la necesidad de ir a una reforma universitaria integral que aborde todos los aspectos del quehacer universitario y no se limite, como se está proponiendo en reformas a la ley en esta materia, a simples cambios cosméticos a lo ya existente. Insistió en que las Instituciones de Educación Superior deben contribuir a la descolonización del conocimiento, a la recuperación y valorización de los conocimientos ancestrales. Al referirse a la forma como en muchas universidades entienden la autonomía expresó que le dan un valor únicamente administrativo así tenemos universidades que parecen monarquías en las cuales el rey absoluto es el rector de este centro de educación superior.
En la oportunidad que le correspondía a la moderadora Dra. Natalia Sierra expresó que se vive a nivel universitario una verdadera irracionalidad, lo cual en sí es una paradoja, puesto que las universidades están más interesadas en su reconocimiento para lo cual se procura producir la mayor cantidad de artículos que se publiquen en revistas especializadas, se pone interés en los procesos de evaluación y acreditación y no en la calidad de la educación y en la formación de los futuros profesionales.
Luego vino el tiempo de preguntas y respuesta a aquello expuesto por los panelistas, aquí los expositores aportaron valiosos datos como que la prueba que deben rendir los bachilleres para ingresar a las universidades no ha recibido reformulaciones o revisiones sino que es la misma que se denominaba “ser bachiller” y únicamente ha cambiado el nombre. Lo triste de estas pruebas es que en el último dato se tiene que la han rendido 250.000 bachilleres de quienes han logrado ingresar a los centros de educación superior únicamente 80.000 con lo cual se demuestra la enorme cantidad de jóvenes que no pueden ingresar a la universidad y para quienes el gobierno no ha diseñado una propuesta alternativa. Un dato adicional, que es también muy preocupante, se refiere a que de todos los jóvenes, hombres y mujeres, que terminan la educación superior y obtienen un título académico profesional no consiguen integrarse en un puesto de trabajo en la sociedad sino una lamentable minoría, así de cada 10 graduados únicamente 1 consigue trabajo.
En base a lo anotado anteriormente, acotó Edgar Moncayo, se debe establecer la imperiosa necesidad de que la universidad trabaje en función de las necesidades de desarrollo de la sociedad, las empresas privadas en lugar de buscar y comprar tecnología y soluciones profesionales fuera del país deberían trabajar en solicitar a los centros de educación superior nacionales los servicios que demandan y con seguridad serán atendidos de manera adecuada.
Un aporte adicional se refirió a la forma como las universidades privadas entienden la autonomía universitaria que para ellas es la más grande libertad para organizarse, desarrollar sus tareas académicas y ofertar los títulos de las carreras que han elaborado, sin que en nada de esto pueda intervenir el Estado; de otra parte las universidades públicas son sujetas, cada día, de mayor control no solamente en administración de recursos financieros y desarrollo administrativo sino en casi todos los aspectos del que hacer universitario. Este doble estándar que es muy permisivo para la educación privada universitaria y a su vez muy controlador y hasta asfixiante para la educación pública se expresa claramente en la ley, los reglamentos, las disposiciones administrativas y más normativas que regulan la educación superior del país.
En el programa de radio y presentado a manera de síntesis en líneas anteriores, da la imagen de una educación superior en crisis y con enormes dificultades y limitaciones, surgió, tanto en los expositores como en las preguntas, la inquietud del futuro de la educación superior en el Ecuador y dicho por los panelistas y la moderadora hay esperanza de una nueva manera de entender la producción de pensamiento de la universidad y sus desafíos si se toma en serio y a profundidad la imperiosa necesidad de una reforma universitaria que ponga la cara a las necesidades del país, posibilitando que la universidad incorpore en su dinámica los avances tecnológicos propios de este siglo a la par que las nuevas formas digitales de investigación.