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Los pelos de mis axilas
Hace varios días vi en Twitter un trino de una mujer que extendió la muy aburrida pregunta sobre si los pelos de las axilas en cuerpos de mujeres se ven bien o no.
Desde mi vida de feminista me la paso virando los ojos cuando leo este tipo de debates sin sentido, así fue como decidí no prestarle atención y seguí de largo para leer los otros trinos que aparecían en mi línea de tiempo.
El trino de ella volvió a aparecer por dos días más, seguramente porque la gente a la que sigo en Twitter interactuaba con ese trino. Una vez más me resistí a opinar o a interactuar con ese trino y menos aún, con los comentarios de la gente.
Pero no fue hasta el día de hoy que alguna de las personas a la que sigo interactuó con otro trino que sí me llamó la atención. Como suelo hacer, fui al perfil del trino y me encontré con nada más ni nada menos que con que el dueño de ese trino era un hombre. De hecho, en su perfil se describe como escritor y a su decir en el desesperado intercambio que tuvo conmigo en Twitter intentó, infructuosamente, probarse y validarse con un esfuerzo desesperado de dejarme en claro que él es un escritor (pese a que su perfil así lo dice).
Al parecer, él anda en una suerte de “investigación” preguntando a la gente opiniones al respecto de los pelos en las axilas de las mujeres. Cuando lo increpé, como suelo hacerlo siempre con respeto y quizás sí, con mi tinte de ironía cuando veo que por un machismo aprendido responden con mucha fragilidad, sobre las razones que lo llevaba a hacer esa pregunta acompañando su trino con la foto de una mujer blanca, de facciones delgadas y con abundante pelo axilar; me explicó que buscaba obtener información para escribir y para pintar.
Y así empezó el intercambio en Twitter con otro hombre más que en su fragilidad me sacó sus credenciales -como quien intenta compararse al sentirse inferior y que, por eso, desesperadamente debe mostrar su superioridad moral y de vida- y hasta llegó a atreverse (como tantos otros hombres y personas suelen hacerlo cuando se ven derrotados) a dictaminar sin conocerme, sin saber nada de mí y tan solo sobre la base de una sola interacción en Twitter de dos trinos, a opinar través de sus palabras vacías y sin sentido sobre mi “proclamación” como feminista y mi “manipulación” del feminismo. Lo he bautizado como el #InvestigadorDePelosAxilares.
Me reí, de verdad que me reí y mucho, porque hombres como él son tan predecibles. Su masculinidad es tan pero tan frágil que tan pronto se ven cuestionados y enfrentados por mujeres como yo, acuden a desvalorar a la mujer que “se atreve” a cuestionar sus impolutos trinos de concepciones vacías y llenas de vanidad.
Y así fue como me decidí a escribir este artículo, no para demostrarle a él lo desubicado que está, sino para desahogarme de las ideas que pasan por mi mente sobre los pelos de mis axilas y que ojalá, llegue a inspirar reflexiones a quienes tienen la deferencia de leer-me.
Los pelos en los cuerpos de las mujeres siguen mostrando la disputa que llevamos las mujeres sobre nuestros cuerpos. Aún más cuando es un hombre el que pretende comprender o escribir al respecto cuando los pelos NO soy suyos ni las axilas pertenecen a su cuerpo.
Y pareciera que este asunto de los pelos estuvo superado cuando en los años 70’s, las mujeres de un incipiente pero sólido movimiento feminista en América Latina, llamaban a dejar de rasurarse los pelos de las axilas y a mostrarlos como una forma de rebeldía. Así aparecieron en fotos, marchas y manifestaciones cientos de axilas peludas de mujeres que acompañaban a sus senos al descubierto.
Aparentemente es inevitable que se enlacen las luchas feministas con la decisión personal de una mujer de mostrar los pelos en sus axilas. Esto, porque una de las luchas feministas es la de enfrentar y contrarrestar los roles establecidos sobre lo que debe o no ser femenino. En los que incluyen las formas, colores y la apariencia en como los cuerpos “realmente femeninos” deben lucir. Cuerpos en los cuales se exige y se espera que las axilas no tengan pelos.
¡Vaya! Es el año 2022 post pandemia mundial del COVID 19 y nuestros cuerpos y pelos todavía son territorios que debemos disputar.
Insensatamente estamos discutiendo todavía sobre los pelos que cada mujer en ejercicio libre de su autonomía corporal debería decidir arrancar, erradicar, depilar, pintar, rasurar o mantener. Es inaudito para mí, darme cuenta de que esta decisión siendo exclusiva de cada mujer todavía es tema de debate en Twitter o de investigación por el #InvestigadorDePelosAxilares, hombre que dice querer aprender sin ni siquiera preguntarse primero:
¿Por qué los pelos de mis axilas tienen que ser tema de conversación?
Y peor aún ¿Por qué él como hombre -o cualquier otro hombre- buscaría intentar comprender las razones por las que una mujer decide o no tener SUS pelos en SUS axilas?
Me dirán que los cánones de belleza lo dictaminan. Es que así lo han dictaminado siempre respondería yo. Los cánones. Pero antes de eso yo sí me hago esta pregunta:
¿Quién establece los cánones de lo que es bello o no en una mujer?
¿Los hombres que nos quieren ver sin pelos? O ¿las mujeres que nos cansamos de arrancarnos los pelos?
Quizás las respuestas a todas estas preguntas las buscará responder aquel #InvestigadorDePelosAxilares en Twitter.
Y es que de pelos están conformados los cuerpos. Pero claro, los cuerpos de la mujer que siempre están en disputa hacen que nuestros pelos corporales entren también en el territorio de las disputas.
Entonces, al #InvestigadorDePelosAxilares no se le ocurrió hacer la misma pregunta sobre el pelo de la barba en los hombres, por poner un ejemplo. Seguro y le iría super bien escribiendo libros desde la experiencia propia de como “muchachitos” luchan por tener pelo en el pecho, si es que los cánones de belleza masculinos así se los imponen. O quizás, a lo mejor y un día pueda escribir algo sobre los gusanos que nunca llegaron a convertirse en mariposas.
Y es que yo no necesito ni que Julia Roberts o Madona me muestren los pelos de sus axilas para que yo decida quitarme o no los pelos de mis axilas.
¡Ah! Y no nos olvidemos de los pelos en las piernas y de los pelos que están entre las axilas y las piernas y el suplicio que es para las mujeres tener que tomar decisiones sobre esos pelos.
Arrancar pelos puede ser un suplicio o una tortura, dependiendo el mecanismo que se utilice para arrancarlos y el sitio de donde se los extrae.
En esto, les cuento que yo sí me depilo las piernas en verano o cuando viajo a climas cálidos. Y lo hago porque así disfruto más de sentir el aire, el sol o las sábanas sobre la piel en mis piernas. Y no, no me depilo los pelos de mis piernas cuando es inverno y los dejo a que crezcan en mis piernas porque así siento que me abrigan.
Sobre los pelos de mis axilas, pues me los saco dependiendo mi humor y de mi sentir del momento e independientemente de la estación del año. No obstante, ahora que de verdad lo pienso por primera vez, yo me depilo las axilas dependiendo de la ropa que voy a ponerme. Y es que a mí me gusta ponerme blusas de escote y no me gusta ver los pelos de mis axilas. Y cuando los veo libremente poblar mis axilas, me he dado cuenta de que es en inverno porque es cuando no tengo ganas de ponerme blusas que sean escotadas, ya que ustedes sabrán comprender que el frío puede más.
Y si de pelos y territorios hablamos, hay que mencionar al pelo púbico. Sí, este que es el pelo de más disputa, aunque el #InvestigadorDePelosAxilares no se atreva a hacer la pregunta sobre estos pelos. Porque es que está claro, clarísimo, que la axila es una parte del cuerpo de las mujeres que es más fácil de ver y de criticar.
Pero ¿Qué hay sobre el pelo púbico?
Y aquí aprovecho para educar e informar. El pelo púbico tiene su definición de acuerdo con el sector en el que se encuentra. Puede ser en la ingle, en la pelvis, en el monte de venus y en la vulva. Y no, NO hay pelos en la vagina. La vagina es una parte del cuerpo de las mujeres que mucha gente la confunde con la vulva. La vulva tiene labios mayores y labios menores y usualmente el pelo púbico se encuentra en los labios mayores. Así que antes de meternos a hablar de si las mujeres deben o no tener pelos en la vulva, creo que viene bien informarnos sobre las razones fisiológicas y físicas por las que existen pelos en el cuerpo.
Quienes somos mujeres y decidimos hacer con nuestros pelos lo que nos da la regalada gana, sabemos que cuando decidimos arrancarlos, rasurarlos o depilarlos, corremos el riesgo de tener problemas de pelos enterrados que a veces llevan a infecciones cutáneas y a una serie de problemas dependiendo del sitio donde el pelo que nunca pidió ser arrancado, lo es de forma sistemática y continua hasta que decide esconderse bajo la piel para no tener que ser arrancado más.
Los pelos de sus axilas, amigas y amigos son suyos y de nadie más. Alla ustedes si deciden permitir que un hombre, y/o cualquier otra persona, pretenda aprender de pelos axilares ajenos antes de aprender de los propios.
Por cierto, sobre la necesidad de mostrar el currículo de aquel #InvestigadorDePelosAxilares con el que me topé hoy en Twitter.
Ayer le escribía a un nuevo amigo -hombre- con quien hemos ido conversando de todo. Le decía que, si algo nuevo debo aprender, es el de asumirme sin miedo, sin arrogancia y con mucha humildad. Le decía que debo asumir mi propio auto reconocimiento.
Gracias a la inseguridad mostrada por aquel #InvestigadorDePelosAxilares Me doy cuenta ahora que es importante empezar a nombrar mis capacidades y logros sin miedo ni vergüenza a que me crear arrogante, porque a la final si los hombres que se sienten amenazados lo hacen todo el tiempo, ¿Por qué yo no he de hacerlo?
Y mejor aún si es que lo hago sin tener ni siquiera que dar explicación a nadie, sino más bien el de empezar por reconocerme a mí misma.
Tiendo a no hablar de mis experticias y experiencias, ni a mostrar mis credenciales porque creo que no es necesario. Y pese a que todo esto también me construye y me define, nunca he creído que es inminente nombrarlos porque no estoy en competencia con nadie.
En virtud que el #InvestigadorDePelosAxilares me ventiló como gran logro llevar once años apoyando las luchas por los derechos a las mujeres y que la venta de sus libros los dona a organizaciones feministas le diré que lo felicito.
Y le diré también que no tiene por qué compararse ni competir conmigo y con los cuatro idiomas que entiendo, leo y hablo y por los que me informo a diario. Que no tiene que temer a la sabiduría que me dio la tierra que me vio nacer y crecer, ni envidia alguna debe tener a los cinco diferentes países en los que yo he vivido y ni a las cuatro universidades donde he estudiado, ni de los títulos que he adquirido y que me han llevado a afinar mi capacidad mental e intelectual.
Tampoco tiene como comprarse con los más 20 años de lucha y vida feminista que llevo en mi cuerpo trabajando los derechos de las mujeres, niñas y personas LBGTIQ + que me llevó a estar presente en espacios feministas internacionales donde me ha tocado desde hacer presentaciones (en tres idiomas), facilitar talleres, dar conferencias y aprender de las luchas feministas en cuatro continentes. Tampoco puede comparase con los diez años en los que fui responsable de tomar decisiones cruciales sobre el financiamiento de varios de cientos de miles de euros que fueron asignados al apoyo directo a luchas feministas en toda América Latina y el Caribe. También le diría que no podrá jamás en esta vida ni en la otra llegar a aprender del acompañamiento, apoyo y aprendizaje de las vidas y de las luchas de mujeres negras, indígenas, campesinas, trabajadoras sexuales, lesbianas y #artivistas que han construido mi saber y que seguramente no alcanzarán a construir nunca el suyo.
Y finalmente le digo al #InvestigadorDePelosAxilares que si bien es cierto, luego de la pandemia he decidido escribir artículos y estar presente en Twitter, es porque justamente pretendo incomodar a tipos como él con mis opiniones y confrontaciones y que, ciertamente, en medio de dirigir y producir un programa en línea sobre feminismo en el que he conversado con prominentes figuras feministas latinoamericanas y personas políticas del Ecuador (país que ojalá él conozca), aún en mis haberes no tengo el haber escrito un libro, pero sí leído muchos y en cuatro idiomas diferentes.
Eso sí, mis reflexiones me han tenido produciendo más de una docena (la verdad no llevo la cuenta, está de empezar a hacerlo) de artículos escritos donde humildemente con mis reflexiones y análisis algo espero aportar, porque tanto el #InvestigadorDePelosAxilares como yo, sabemos que las letras escritas son inmortales, como lo son las vivencias que nos llevamos y las que dejamos en las vidas de las mujeres (en mi caso las cuento por cientos y alrededor del mundo) con las que yo sí he podido interactuar en persona y de las que yo he aprendido. A la final todo esto es lo que ha aportado a mi feminismo real y tangente.
Mujeres y personas a las que por cierto, llevo en mi corazón y a las que yo siempre, les dedicaré mis luchas y mis esfuerzos dentro y fuera del Twitter.
Sepan disculparme, me desvié. En definitiva, los pelos de mis axilas son míos y de nadie más.