¿Fuerzas Armadas como ente represor?

El gobierno del Presidente Guillermo Lasso envió a la Corte Constitucional, el 12 de Septiembre de 2022,  las preguntas que espera formular al pueblo ecuatoriano en una Consulta Popular, luego del debido análisis la Corte ha rechazado las preguntas 1 y 6 de un total de 8. La primera se refería a que las Fuerzas Armadas se integrarían a la tarea policial en la lucha contra el crimen organizado. Esta acción conjunta de las fuerzas del orden se pretendía no fuera en ocasiones especiales que se puede hacer cuando se dicta un estado de excepción, sino que fuera una actividad permanente que posibilitara unir el contingente militar a la policía y enfrentar de mejor manera los males de la sociedad.

La iniciativa gubernamental coloca sobre el tapete de discusión el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad ecuatoriana. Antes de dilucidar este tema abordemos los elementos que nos permitan una mejor comprensión y respuesta.

1.-

En los tumultuosos años de la lucha por la Independencia, de 1800 a 1830, en esta región del mundo era sumamente importante ser militar puesto que podía tomar las armas y luchar por una causa u otra, ser patriota que busca liberar estos territorios o ser realista que considera la insurgencia como una traición a la Corona. Ocupar los altos puestos de mando en el ejército recién formado a expensas de la acuciante necesidad se convertía no solamente en un poder militar y político sino también en la posibilidad de participar de manera más ventajosa en el reparto de lo ganado en la guerra. En el caso de lo que sería más tarde el Ecuador resultó que las circunstancias impidieron tener generales, coroneles y más oficiales que combatieran en el ejército patriota, en efecto el 2 de Agosto de 1810 entre el grupo de patriotas asesinados en Quito murió el Coronel Juan de Salinas quien pudo haber jugado un papel importante más tarde, otra figura militar en esos tiempos fue el Coronel Carlos Montufar, formado en España, hijo del patriota Marques de Selva Alegre Juan Pío Montufar, él se unió luego de varios sucesos a las tropas libertarias al mando de Simón Bolívar y con el grado de General fue derrotado en la batalla del Palo, llevado a Buga y fusilado en 1816. De manera tal que la independencia de Guayaquil y la posterior Batalla de Pichincha que fue fundamental para la liberación de estos territorios contó con el mando militar de venezolanos, colombianos y peruanos, en Pichincha el oficial ecuatoriano más distinguido fue Abdón Calderón que ostentaba el grado de teniente y fue ascendido a su muerte producto de las heridas recibidas en la batalla, al grado de Capitán.

El aporte ecuatoriano a la independencia fue de civiles de gran valía como Vicente Rocafuerte, José Joaquín de Olmedo, José Mejía Lequerica, prematuramente fallecido en Cadiz en año 1813. Sin embargo quienes decidían eran los generales, de esta manera cuando a espaldas de Bolívar se repartieron los territorios de la Gran Colombia el General Santander reclamó Colombia, el General Paéz  los territorios de  Venezuela y Ecuador careció de un hijo suyo que defendiera estas tierras debiendo  hacerlo un venezolano más interesado en su propia riqueza y comodidad que en el bienestar de la población de este territorio, en efecto Juan José Flores fue el encargado de esta tarea que le significó un reparto injusto de territorio y deuda cargando el naciente Ecuador con el mayor peso de la misma. El Mariscal Antonio José de Sucre pudo y debió ser el que defienda nuestros intereses pero fue vilmente asesinado en Berruecos el año 1830.

2.-

En 1838 el Presidente Vicente Rocafuerte crea el Colegio Militar a fin de preparar a quienes deseen integrarse al ejército, la iniciativa loable funcionó mientras existió cierta institucionalidad sin embargo en posteriores años lo que tenemos es gente armada al servicio del caudillo de turno: Juan José Flores, José María Urbina, Gabriel García Moreno, Ignacio de Veintemilla.  Finalmente el General Eloy Alfaro Delgado, el 11 de diciembre de 1899, institucionaliza el centro de formación profesional de los militares ecuatorianos que desde entonces lleva su nombre y por la cual han pasado centenares de valiosos elementos que han servido al país con entrega y dedicación.

3.-

Una discusión recurrente cuando se trata el tema militar es si debe seguir siendo como ha sido hasta hoy o debe plantearse una nueva forma de abordar el tema de una población armada y entrenada para luchar contra otra en defensa de la integridad territorial. La experiencia de países que no tienen ejército puede ser muy ilustrativa, el caso más conocido es el de Costa Rica que desde el 1 de Diciembre de 1948 carece de ejército y más bien ha dedicado los recursos a formar una policía más eficiente y emplear los fondos que se hubiesen destinado a armas, equipos militares, aviones y más pertrechos bélicos, en gasto social mejorando la educación, salud, vivienda y servicios básicos de su población. Pero Costa Rica no es el único caso en el mundo, efectivamente hay 31 países que han optado por la misma medida: Barbados, Haití, Panamá, Islandia por mencionar algunos de los más conocidos. Apreciemos que son espacios territoriales pequeños cada uno de ellos, parecido a nuestra superficie.

El otro elemento a considerar es el avance tecnológico sofisticado en el campo militar lo cual encarece notablemente la adquisición de material bélico de ataque o defensa ocasionando, a los estados que buscan estar al día, grandes gastos que se cuentan por miles de millones de dólares y que a la hora de la verdad sirven poco para lo que las proclamas dicen y mucho para engordar los bolsillos de los productores y traficantes de armas.

4.-

Con las anteriores consideraciones abordemos el plan presidencial de convertir a los militares en una fuerza represora que se una a la policía para combatir el  crimen organizado que no es otra cosa que narcotráfico y delincuencia; si bien esta es la propuesta inicial no deja duda de que lograda una norma que lo permita se está a un paso de convertir a los militares en elemento represivo del pueblo cuando éste decida salir en marchas populares, realice huelgas laborales o movilizaciones por causas justas como la defensa de la tierra, protesta por feminicidios etc. etc.  y este es el mayor peligro puesto que desvirtúa la esencia de la formación militar establecida para la defensa del país y no para apuntar sus armas al pueblo que hace posible su existencia como elemento armado. Se puede pensar y creer en un soldado armado para reprimir a sus propios parientes y vecinos?.

Esta es una oportunidad para plantear la transformación de las clásicas Fuerzas Armadas en una Guardia Nacional, abandonar el belicismo tan dañino para los pueblos y forjar una milicia dedicada a tareas que tienen que ver con el desarrollo nacional como el Cuerpo de Ingenieros, el Instituto Geográfico Militar, crear unidades que se ocupen de la recuperación y mantenimiento de suelos  como es el caso de la necesaria reforestación de amplias zonas geográficas desérticas que existen en cada una de nuestras provincias, ocuparse de la moderna tecnología capacitando en esa área a jóvenes con vocación para construir nuestros propios drones -por ejemplo- que se oferten  a  los diferentes sectores productivos. Ciencia y tecnología es lo que necesita el país y no tantos cañones y balas. En definitiva sumarnos a países como Costa Rica para suprimir las Fuerzas Armadas y a cambio tener una Guardia Nacional tan eficiente y preparada para actuar en los diferentes campos que sea un orgullo para el país que ha declarado, desde hace algunos años, ser un territorio de paz.