A nadie le importa, pero a Hoja de Ruta SÍ

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A nadie le importa evidenciar las barbaridades que está cometiendo el gobierno del inexperto presidente de la República, Daniel Noboa, en contra de los Derechos Humanos de las y los ecuatorianos, sobre todo de las personas más pobres y con altos índices de vulnerabilidad.

Este medio, que se caracteriza por ser una alternativa a los grandes medios masivos de comunicación, en todo este tiempo, ha dado seguimiento a las acciones que realizan las fuerzas militares y policiales amparadas en el famoso Decreto 111, del 09 de enero de 2024. Mediante el cual se declaró el estado de excepción en todo el territorio nacional por grave conmoción interna y por existencia de conflicto armado interno, de acuerdo al artículo 164 de la Constitución de la República, y ha intentado, con varias voces, evidenciar el cometimiento de abusos en contra de la población, la utilización de prácticas atentatorias a los Derechos Humanos, como excesos, tratos humillantes e inhumanos, desapariciones forzosas, ejecuciones extrajudiciales, entre otras.

Los han dicho organismos que velan por el cumplimiento de los Derechos Humanos en el Ecuador, como la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (INREDH), organismo reconocido nacional e internacionalmente por su lucha contra las violaciones y ataques contra la población nacional, principalmente, por los gobiernos de turno y por el actual. Igualmente han hablado los profesionales del derecho que laboran en los centros penitenciarios. Ellos han evidenciado las torturas a las que son sometidas las personas privadas del país, en las que un estúpido gobernante ha puesto su dedo destructor para justificar su política de seguridad y miedo. Miedo, no de las bandas organizadas, si no de la población vulnerable cuyo mal es pertenecer a la gente pobre, campesina, indígena o negra del Ecuador.

Lo han dicho los familiares de las personas privadas de la libertad que son las que, en sus visitas, ya no reconocen a sus seres queridos, quienes apenas pueden moverse para saludar y muestran las torturas efectuadas por las fuerzas militares. Si les asusta verlos enflaquecidos por falta de alimentos, más les asusta verlos con señales de golpes, narices o huesos rotos, señales de quemaduras en sus pieles y hasta en las partes íntimas. Todas con el único afán de obtener información sobre la ubicación de armas y drogas.

Sin querer justificar este mal accionar militar, estaría bien si hubiera buenos resultados, pero no. No hay un buenos resultado para los militares y su gobierno con políticas de abusos constantes a los pobres. La violencia y asesinatos siguen sin control afuera de los centros penitenciarios y los abusos más visibles adentro de estos. Gobierno fracasado por esto y muchas otras cosas más.

Según el último informe de INREDH, el Gobierno de Noboa elevó la categoría de los grupos delictivos y los puso a la altura de grandes movimientos y grupos subversivos como, por ejemplo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dando a entender que están en la misma capacidad bélica del Estado para un enfrentamiento armado. Cosa que, desde cualquier punto de vista, no es así. Estos no pasan de ser grupos de delincuencia común. Todo para poder ejecutar su famoso y fracasado Plan Fénix.

La misma organizado ha revelado que, “entre enero y abril del 2024, existieron 45 denuncias realizadas por la ciudadanía, por medio de las redes sociales.  De estas 19 fueron relacionadas con casos de tratos crueles, inhumanos o degradantes. Ocho fueron por parte de militares, seis por policías, dos por parte de la Policía Metropolitana y dos casos en conjunto entre militares y policías. Trece de estos casos fueron agresiones físicas y seis fueron humillaciones. El mes con más tratos crueles fue marzo, con siete casos. Y, el lugar donde más incide es en la ciudad de Guayaquil”.

Mientras que “entre el 5 febrero hasta el 11 de febrero de 2024 se presentaron tres denuncias de desaparición forzada bajo custodia estatal, por parte de militares. Los hechos ocurrieron en lugares como Guayaquil, Durán y Esmeraldas. Siendo dos de los casos en barrios pobres de Guayas, y todas las víctimas de género masculino. En el transcurso del estado de excepción, ocurrieron cinco detenciones ilegales y arbitrarias. Tres fueron cometidas por militares y dos por policías, siendo tres de los afectados hombres, una mujer y el otro caso a una comunidad Kichwa. Estas detenciones ocurrieron en las ciudades de Guayaquil, Putumayo y Echeandía-Bolívar.

Para suerte del iluso gobernante, que se cree intocable y que piensa que, una vez que deje el poder, podrá volver a Miami a disfrutar de la fortuna de su padre y familia, luego de su experimento de manejar un país, la normativa internacional establece varias categorías para el juzgamiento de estos actos que, indudablemente, son violaciones a los Derechos Humanos. Así que existe la posibilidad cierta de que sean juzgados todos. Por el momento, al pueblo le queda seguir soportando, seguir luchando por ellos mismos y su seguridad. Como siempre el tiempo pasará y esto, como las atroces dictaduras chilena o argentina, pasará y será hora de sentar en el banquillo de los acusados, a los culpables de ennegrecer aún más la vida de la gente sencilla de la Patria.

Nosotros, desde esta trinchera que lleva ya cinco años sobreviviendo, seguiremos haciendo el seguimiento y haciendo que los nuestros sigan conociendo detalles del actuar, del gobierno de Noboa, en el tema de las violaciones de los Derechos Humanos en el Ecuador.

Ese es nuestro único camino. Lo sabíamos desde el principio y lo sabemos ahora. A nadie le importa, pero a Hoja de Ruta SÍ