“Ecuador entre bonita banana y la cuarta revolución industrial”

Ecuador, como muchas naciones en desarrollo, ha basado históricamente su economía en la explotación de recursos naturales, como el petróleo y la minería, así como en la exportación de bienes primarios, con un valor agregado mínimo o nulo, como la agricultura básica y la pesquería. En un mundo que avanza en su cuarta revolución industrial, es una verdad incuestionable que la tecnología y la innovación son motores fundamentales de economías saludables y prósperas (Acemoglu, D. y Robinson, J. 2012).

La apuesta por una economía basada en el conocimiento parece distante para el país, no solo debido a las tendencias regionales, sino también a la falta de voluntad política de sus líderes.

Tomando como ejemplos las experiencias de Corea del Sur y Singapur, que lograron superar la pobreza y convertirse en potencias económicas en un corto período de tiempo, Ecuador podría extraer valiosas lecciones sobre cómo alcanzar un crecimiento económico sostenible y más equitativo. En la década de 1960, Corea del Sur era un país devastado por la guerra, con una economía en su mayoría agrícola y, de hecho, su producto de exportación de mayor valor agregado eran las pelucas de cabello humano. Singapur, por su parte, era una pequeña isla sin recursos naturales notables. Ambos países enfrentaban desafíos similares a los que Ecuador enfrenta hoy: altos niveles de pobreza, desnutrición infantil, infraestructura industrial insuficiente y limitaciones en la educación. Sin embargo, tomaron decisiones audaces y estratégicas que los catapultaron hacia el éxito económico.

Una lección fundamental de sus experiencias fue la inversión decidida en educación, ciencia y tecnología. Ambos países invirtieron en educación pública y gratuita desde la base, fomentando un sistema educativo de alta calidad y otorgando becas para estudios avanzados en el extranjero. Esto contribuyó al desarrollo de una fuerza laboral altamente capacitada que, con el tiempo, permitió la adquisición de capacidades de producción en industrias intensivas en tecnología. Además, se beneficiaron de un contexto geopolítico que abrió mercados y facilitó la transferencia tecnológica a numerosas empresas, que se integraron en cadenas de producción de alto valor agregado.

En el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por avances tecnológicos como la inteligencia artificial, la biotecnología y la automatización, la inversión en educación superior y la promoción de la investigación y la innovación son aún más cruciales. Sería lógico que, después de alcanzar un histórico 2,13% del PIB destinado a las universidades en 2016, Ecuador intensificara esta inversión y pusiera énfasis en la calidad del gasto como mayor pertinencia y vinculación de la academia a la industria. Además, se necesitaría una inversión estratégica en infraestructuras y plataformas, como parques tecnológicos y servicios de alto rendimiento, para fomentar la transferencia tecnológica en sectores emergentes como la nanotecnología y la biotecnología (Schwab, K. ,2016).

Ecuador, con su megadiversidad y recursos geológicos únicos, tiene un gran potencial en campos como la biotecnología y el desarrollo de materiales avanzados. En el mediano plazo, la inversión en investigación y desarrollo en estos sectores no solo podría impulsar la economía, sino también abordar cuestiones críticas de conservación y sostenibilidad ambiental, amenazadas actualmente por proyectos de minería a gran escala.

En 2014, durante el Gobierno de Rafael Correa, Ecuador asignó más del 5,5% de su PIB a la educación en todos los niveles, marcando un avance significativo en la inversión en “capital humano”. Sin embargo, en los años siguientes, se produjo una desinversión significativa en estos sectores, poniendo en peligro los avances realizados. Además, la incapacidad del país para retener a su talento humano capacitado, subsidiado en sus universidades y becado en el extranjero, ha exacerbado una migración masiva debido a las históricas condiciones de violencia e inequidad. Esto plantea la posibilidad de una nueva generación de ecuatorianos condenados a reproducir los problemas asociados con la exportación de materias primas y una dependencia crónica de las importaciones tecnificadas.

Es fundamental destacar cómo la desinversión en educación, ciencia y tecnología conduce inexorablemente a la reprimarización de la economía, un proceso en el cual se agrava la situación de un país depende en exceso de la exportación de materias primas, sujeta a la volatilidad de los precios internacionales y a términos de intercambio desfavorables. Ecuador ha experimentado los efectos negativos de esta dependencia en el pasado, que tiende a concentrar la riqueza y no crea suficientes empleos en sectores de mayor valor agregado, históricamente cerrados a emporios familiares y círculos de poder. Un ejemplo claro es la industria bananera, que enriquece a los terratenientes y a los intermediarios, mientras deja a los trabajadores con salarios bajos, condiciones laborales precarias y, en algunos casos, explotación infantil (Macaroff, 2018).

Con la posible llegada a Carondelet del heredero del grupo bananero más importante de Ecuador, Daniel Noboa, la preocupación sobre la reprimarización de la economía se ha intensificado. Para nadie es secreto que sus emprendimientos en empresas prestadoras de servicios fracasaron (simplemente cerró sus empresas en menos de 5 años), lo que le obligó a reconcentrarse en rentabilizar al Grupo Noboa. Sus intereses familiares son explcícitos: la exportación de banano, industrialización para consumo interno de alimentos e insumos de la cadena logística del banano. Y si ampliamos su radio de acción a grupo Nobis, encontraremos: cultivo de caña de azúcar e intereres inmobiliarios.

Ambos grupos empresariales presentan varias denuncias de precarización laboral y evasión de impuestos. Precisamente la cifra de impuestos impagos al SRI por parte de la Corporación Noboa asciende a 88,5M USD, pero no es un hecho aislado en 2023; ya en 2010 fueron objeto de varios embargos por deudas ante la autoridad fiscal que llegaron a superar los 50M USD.

Fuente: Mutantia.ch

El Grupo Noboa a través de los años se ha caracterizado por auspiciar un lobby político muy influyente en Ecuador, llegando a captar la presidencia de la repúbica con uno de sus gerentes: León Febres Cordero, quien al llegar al poder evidentemente no fue ingrato con su auspiciante. Lo que es peor aún, las políticas públicas de su gobierno, de corte neoliberal, condonaron deudas impositivas al grupo y redujeron los presupuestos de educación y salud; la casi nula inversión pública se orientó a brindar condiciones de competitividad espúrea a las empresas del grupo y su cadena de producción con un gran saldo negativo en el denominado ecosistema de innovación o condiciones de productividad sistémica (Kaplan, 2015).

No es de extrañarse, que con el tiempo el sucesor al mando del emporio Noboa, Álvaro, haya perseguido por cinco ocaciones la presidencia de la república y aunque nunca llegó a ocuparla, consolidó varias veces bancadas de legisladores con capacidad de negociación a favor de los intereses de sus empresas. Aún en la oposición del gobierno de Correa, el loby bananero llegó a presionar de manera tal que logró la firma del TLC de Ecuador con la UE, lo que condicionó en gran medida la protección de patrimonios ancestrales, bióticos y ambientales que en el mediano plazo serían base para la diferenciación de la industria biotecnológica.

El nieto del fundador de la coorporación Noboa hoy es candidato presidencial. Esta vez el lobby bananero perfeccionó el perfil de un “jóven preparado”, ya que exhibe varios títulos de postgrado, uno de ellos en Harvard y otro en Georgetown. Pese a no ser carismático y de alguna manera coherente en sus propuestas con las necesidades estructurales de la mayoría de los ecuatorianos, es sin lugar a dudas un digno representante de los intereses de su familia. Por lo que no es de extrañarse una agenda que continúe el trabajo de Febres Cordero.

Ecuador se encuentra en un momento crucial de su historia. La orientación de su matriz productiva hacia una economía basada en el conocimiento y la innovación es esencial para garantizar un crecimiento económico sostenible y equitativo. Para lograrlo, es necesario aumentar la inversión en educación, ciencia y tecnología, y asegurar que estas políticas sean coherentes y sostenidas a lo largo del tiempo. La inversión en educación, ciencia y tecnología es el camino a seguir para aprovechar plenamente el potencial del país y evitar los riesgos de la reprimarización económica. La elección de este 15 de octubre cobra un significado crucial si se analiza desde una perspectiva de economía política y de historia del desarrollo.”

Referencias Bibliográficas

Acemoglu, D. y Robinson, J. (2012), “Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty”, Crown Publishing Group

Kaplan, C. (2015). “Banana Diplomacy: The Influence of th United Fruit Company on the Foreign Policy of the United States and Latin America”. Editorial: University of North Carolina Press.

Kellogg, P. (1990). “La economía política de la crisis ecuatoriana” en American Perspectives Journal

Macaroff , A. (2018), Investigación: Trabajadores bananeros bajo un régimen de violencia: violación de los derechos laborales (2014–2017), Instituto de Estudios ecuatorianos

Romer, P. (1990), “Endogenous Technological Change”, en Journal of Political Economy.

Saavedra, L. A. (1997). “Poder económico y política en Ecuador” de Luis Ángel. Publicado en 1997 por FLACSO.

Schwab, K. (2016), “The Fourth Industrial Revolution.”, Crown Business.

“SRI determinó glosas a exportadora de Noboa” El Universo, 02/04/2009 en https://www.eluniverso.com/2009/04/02/1/1356/C3C93C9081494BE79EAE6B863068CB0E.html/#:~:text=Rentas%20aduce%20que%20Bananera%20Noboa,millones%20desde%20el%20año%202005.&text=El%20Servicio%20de%20Rentas%20Internas,Bananera%20Noboa%20en%20el%202005.

“SRI advierte a la Bananera Noboa por la evasión de $ 98,2 millones”, El Telegrafo, 20/07/2012 en https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/economia/1/sri-advierte-a-la-bananera-noboa-por-la-evasion-de-982-millones