Opinión
Borregos, borreguitos…
Con el ánimo de insultar, menospreciar y minimizar a la inmensa militancia de la RC, los odiadores sacaron de su bilis el término peyorativo de “borregos” para encasillarlo en la manada obediente de unos simples bovinos, pretendiendo estigmatizarla y anular su derecho político de militancia, condenándoles al último escalón de su desprecio. Pero el formidable talento de los estrategas de promoción política de la Revolución Ciudadana, revirtieron el pretendido agravio, convirtiendo al borreguito en el símbolo de la paz, la inocencia, la bondad, la ternura, el altruismo y generosidad. Se les viró la tortilla al ver que la gente asume a la ovejita con gracia y mucho cariño, convirtiéndola en la mascota de campaña. Una vez más se pegaron un tiro al pie; y ahora quieren arreglar su metida de pata argumentando que no se debe comparar a las personas con un borrego, justo lo que ellos hicieron. “No me defiendas compadre”
Cuando el Estado aplica la equidad y la solidaridad con los pobres, la derecha neoliberal lo critica y condena los subsidios; pero cuando regala la renta fiscal y los servicios públicos a la oligarquía empresarial, lo llama “incentivos”, dizque para atraer la inversión extranjera y crear puestos de trabajo. Con ese argumento aprobaron un monstruoso paquete de “gasto tributario”, que no es otra cosa que el perdón de los impuestos a los más ricos y el cobro de tarifas eléctricas mínimas a los mismos de la gallada. Ni vino inversión ni menos aún puestos de trabajo, principal causa de la masiva migración ilegal y peligrosa que está rompiendo la cohesión social de la familia ecuatoriana. Ahora pretenden tomarse el sector eléctrico y telefónico para el giro de sus negocios privados, porque vinieron para hacer buenos negocios. ¿Y el país?: ¡que se joda!, con el perdón de la palabreja…
Resulta inexplicable que un programa mundial de UNICEF haya financiado el virtual cometimiento del delito de odio a través de una radio capitalina con micrófono abierto a la voz hepática de un individuo disfrazado de periodista. Cuando se dieron cuenta cancelaron el auspicio, en medio de la protesta del aludido que vocifera por su libertad de expresión. ¿Y los derechos de las víctimas de su viperina? Si los empresarios honestos y patriotas revisaran sus pagos por publicidad a los “libres e independientes” que mienten, propalan rumores falsos, calumnian, hablan y callan a conveniencia del gran capital, habrán cumplido una saludable labor profiláctica.
El que sabemos se equivoca cuando cree que la “muerte cruzada” le da patente de corso para imponer su voluntad de banquero privatizador. Por ahora está en vigencia el único control que ejerce por mandato de la Carta Magna, la Corte Constitucional que, aunque de lujo, ya no le gusta, porque “se atreve” a objetar arbitrariedades. Además, la próxima Asamblea Nacional tiene la facultad de ejercer el control político sobre los actos del saliente y establecer responsabilidades.
Como dato histórico: en los Estados Unidos que tanto admiran los pelucones, los demócratas tienen como símbolo a un asno; y los republicanos a un elefante. Y no se ha sabido de ninguna protesta de la sociedad protectora de animales. Cómo les arde que un inocente borreguito les vaya a ganar las elecciones…