Lo que no se dijo de la conversión de deuda por naturaleza

El Ministro de Economía y Finanzas no sólo se ha acostumbrado a presentar cifras, indicadores y conceptos económicos a su gusto y entendimiento, tampoco le ha revelado al país muy importantes condiciones aceptadas por Ecuador en la reciente operación de recompra de deuda pública, vinculada al financiamiento de proyectos de conservación marina en las Islas Galápagos. Únicamente se ha limitado a ponderar unos beneficios que él los asume como respuesta a la «confianza que genera una economía ordenada y responsable», pero que tiene a la mayoría de los ecuatorianos, atravesados por la inseguridad, la destrucción de los servicios públicos, la migración y las penurias económicas.

Tres analistas de la Agencia Internacional de Información Financiera Bloomberg, Stephan Kueffner, Esteban Duarte y María Elena Vizcaino, revelan que Ecuador aceptó una tasa de interés que llega al 11,04% anual porque a la tasa original de 6,98% sobre el préstamo de 656 millones de dólares concedido para recomprar deuda ecuatoriana descontada se sumaron «otros costos» por 450 millones que incluyen las ganancias de intermediarios.

Lo cierto es que incluso considerando el descuento obtenido en la recompra de los Bonos Globales esa tasa de interés es descomunal, sobre todo tratándose de operaciones para proteger la biodiversidad y apoyar proyectos de desarrollo no contaminantes. Tan elevados son los «otros costos» que reducen en un 41% los beneficios del descuento que obtuvo Ecuador al recomprar sus propios Bonos Globales.

Toda esta estructura financiera vinculada a la emisión de «Bonos Azules» para la conservación marina de las Islas Encantadas por su extraordinaria biodiversidad de flora y fauna, ha sido creada y manejada con muy pobre trasparencia. Además, no existe ninguna filantropía con Ecuador para apoyar proyectos que cuiden su biodiversidad, sino un negocio puro y duro de quienes proporcionaron un financiamiento carísimo, siendo como es, de riesgo mínimo, por estar garantizado por el Banco de Desarrollo de Estados Unidos (DFC) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

¿Fue el Credit Suisse Bank quien realmente proporcionó un financiamiento tan caro a Ecuador para recomprar sus propios Bonos Globales o fueron inversionistas privados a través de este Banco quienes lo hicieron para concretar un gran negocio para ellos y para el Banco? Los ecuatorianos pagan la factura de costos desproporcionados con destrucción de servicios públicos, pobreza e inseguridad.

También Justin Villamil en un reciente artículo, revela que, a cambio de la reducción de la deuda pública, Ecuador ha cedido el control de los proyectos de protección marina que deben financiarse como parte de la operación de «Bonos Azules» en beneficio de las Islas Galápagos.

Es que el control y aprobación de los proyectos ha sido otorgado a un fideicomiso independiente llamado Galápagos Life Fund (GLF), creado en el Estado de Delaware, con sede en los Estados Unidos y constituido con un directorio en el cual Ecuador está en minoría, a pesar de que los proyectos y el propio fideicomiso operan con dinero ecuatoriano.

El fideicomiso GLF solo ofrece escuchar cuáles serán los proyectos que se propongan para las Islas Galápagos en apoyo a su conservación y desarrollo sostenible, luego resolverá. ¿No correspondería al Gobierno de Ecuador definir esos proyectos al estar financiados desde su Presupuesto General del Estado y desarrollarse en su propio territorio?