Ecuador y la vida después de la Muerte Cruzada

El miércoles 17 de mayo Ecuador vuele a ser historia en el mundo. El presidente Guillermo Lasso, firma el Decreto 741, en el mismo se disuelve la Asamblea Nacional de manera inmediata, invocando Art. 148 de la Constitución de la República.

Lo hizo por la causal de grave crisis política y conmoción interna y convocar a elecciones generales para asambleístas y binomio presidencial en un periodo de 6 meses. Esto tras su comparecencia en el Pleno de la Asamblea Nacional por el juicio político que se llevaba en su contra.

Hagamos un pequeño recorrido de esta historia. En enero del 2023 un portal digital hizo públicos audios en los que presuntamente se escuchaba a Hernán Luque Lecaro, quien era el presidente del Directorio de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas (EMCO) y Danilo Carrera, cuñado del presidente de la república, en los mismos se escuchaba hablar de aparentes cobros por puestos en la función pública y contratos, esto dentro de la investigación realizada por parte de la policía nacional, denominada “León de Troya”.

Con estos antecedentes la Asamblea Nacional crea la Comisión Ocasional Multipartidista, Ad-Hoc, para investigar los hechos sobre el caso “Gran Padrino”. El informe final de este proceso de fiscalización recomendó el juicio político al presidente de la República, por su conocimiento del proceso de investigación que fuera cerrado en circunstancias extrañas bajo el pedido de la entonces Comandante General de Policía, Tannya Varela, a quien también se la escuchó en audios en este proceso de investigación. Para iniciar el proceso de juicio político al primer mandatario, es necesario el dictamen favorable de la Corte Constitucional, previa aprobación del Consejo de Administración Legislativa (CAL). El dictamen de la Corte Constitucional, determinó que el Juicio Político era justificado por la causal de peculado dentro de uno de los contratos de la Empresa Pública, Flota Petrolera del Ecuador FLOPEC EP.

 La Comisión Especializada permanente de Fiscalización y Control Político de la Asamblea, presidida por el ahora ex Asambleísta Fernando Villavicencio, fue quien llevo a cabo el proceso de Juicio Político, tras una sesión rápida (distinta a las otras de juicios políticos tratados en la comisión), no se aprobó el informe, quedando a discreción del Pleno de la Asamblea Nacional, su continuación o archivo, esto de acuerdo al Art. 142 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa (LOFL). En sesión del Pleno de la Asamblea Nacional y con 88 votos a favor, se decide continuar con el juicio político al primer mandatario. Es necesario puntualizar que para la censura y destitución del presidente de la república son necesarios 92 votos.

El proceso de juicio político develo muchas intenciones, compromisos y hasta posibles compras de conciencias del Ejecutivo con algunos legisladores, abonando así al desprestigio de la primera función del Estado que siempre ha contado con una baja aprobación ciudadana. Pero eso es materia de otro artículo.

¿Qué hemos vivido como país después del anuncio de la muerte cruzada? Esa es la pregunta. La narrativa comunicacional, que, dicho sea de paso, no ha sido la mejor en este gobierno. Nos quiere llevar a creer que luego de la disolución de la Asamblea Nacional vivimos un ambiente de paz, de tranquilidad y nada más alejado de la realidad que eso. Esta semana fuimos testigos de imágenes de una balacera en Manta dentro de una sala de velaciones, pudimos escuchar a un niño como pese a estar herido, pedía a gritos desgarradores que su madre resista. El sábado por la noche una nueva balacera, esta vez en un centro de diversión nocturna en Montañita y dentro de los fallecidos una mujer en estado de gestación y más hechos que han sido la tónica en estos últimos tiempos. Esta es la verdad de la “paz y tranquilidad” que, de manera oficial, la Cancillería ecuatoriana lo pregona en sus cuentas oficiales.

¿Realmente la disolución de la Asamblea ha cambiado en algo la realidad del país? Pues la respuesta es no. Lo único claro y que cada vez es mas evidente es la desconexión del gobierno central con los problemas de las y los ecuatorianos, que, luego de la pandemia volcaron su esperanza en una propuesta (que insistió por más de 10 años en llegar al poder), que hablaba de reactivación económica, educación, no a más impuestos y en lo que ahora es fundamental para las y los ecuatorianos, seguridad. Han pasado aproximadamente 2 años en funciones y lo que hemos visto es un manejo ineficiente de la administración pública, un cambio de ministros, secretarios y subsecretarios que han decidido improvisar en sus funciones, llevando a la dura crisis que atravesamos.

No todo este perdido. La muerte cruzada es el rayo de luz, dentro de la oscura noche neoliberal, que las y los ecuatorianos esperábamos para poder cambiar la dura realidad que estamos viviendo. Se convierte en la esperanza de un cambio, otro rumbo para el país y así, poder elegir a hombres y mujeres probos que brinden solución a los problemas más profundos: una reconstrucción al tejido social, que es la base de la sociedad.   

Editorialista Invitada:
Natasha Valdivieso Samaniego
@natavaldivieso
Ing. en Electrónica y Telecomunicaciones.
Experta en Seguridad Ciudadana, Comunicación y Analista Política.