¿Apadrina una escuela?

Buscando en el diccionario el significado de la palabra “apadrinar” encontré dos acepciones; la primera relacionada a una ceremonia religiosa en la que se recibe un sacramento como el bautizo por ejemplo, y la segunda vinculada a la acción de ayudar al éxito o triunfo de una persona.

La Ministra de Educación, María Brown Pérez, anunciaba hace algunos días la campaña “Apadrina una Escuela” que tendría como objetivo la corresponsabilidad del desarrollo en la educación del país, para promover el desarrollo humano integral, social y económico en condiciones de igualdad y de manera sostenible.

Quiero quedarme con esta parte: “desarrollo humano integral, social y económico en condiciones de igualdad y de manera sostenible.”

La intención parece muy buena pero no olvidemos aquel refrán que dice que de buenas intenciones está empedrado el infierno. Si algo ha caracterizado a la empresa privada de nuestro país, ha sido su mezquindad y su habilidad para corromper, prueba de ello es su prontuario como evasora de impuestos y su implicación en grandes negociados cuando los socios y amigos fueron gobierno; no ha sido la solidaridad y menos aún el desarrollo del país lo que ha motivado, por el contrario, se ha servido del Estado para amasar grandes fortunas.

Hay que recordar que la Pandemia por el COVID-19 ocasionó pérdidas económicas y fueron los mismos empresarios privados a los que ahora se convoca a “apadrinar escuelas”, los que exigieron una ley que los protegiera sin importar el perjuicio causado a los derechos laborales de sus empleados.

O la Ministra Brown es muy ingenua o desconoce totalmente a la empresa privada de este país, o peor, y lo más probable, sabe que su oferta es demagogia pura como toda oferta propuesta por el gobierno de Guillermo Lasso.

El desarrollo de la Educación en el Ecuador requiere una reforma educativa integral de manera urgente y como primer paso. Y hablar de educación en iguales condiciones implica un pensum de conocimientos que permita a los estudiantes tener herramientas para enfrentar el mundo actual. No se puede hablar de desarrollo de la educación sin los conocimientos de lenguas extranjeras, el uso de las nuevas tecnologías, una educación que enseñe a pensar y a razonar. Y para que los niños puedan aprovechar esa educación hay que garantizarles una adecuada nutrición, acceso a los servicios de salud, y guarderías que sean un apoyo para los padres.

¿Será que los empresarios privados están de acuerdo a que los hijos de los longos, indígenas, cholos, montubios, afros, se eduquen en las mismas condiciones que sus hijos?

Empresarios privados como Santiago Gangotena que dice que el uso del “usted” es de “longos cualquieras” o empresarios de La Posta como Vivanco o Boscán que decían en octubre de 2019: “indio cogido, indio preso”. Empresarios como el actual Ministro de Trabajo Patricio Donoso, que considera los derechos laborales, arcaicos y cuya propuesta es regresarnos, como todo lo hecho y propuesto por Lasso, a los tiempos de la esclavitud, son parte de los invitados a apadrinar una escuela.

Es claro que Guillermo Lasso y sus funcionarios han convertido la palabra “apadrinar” en sinónimo de caridad. Seguro creen que, con regalar de vez en cuando unos refrigerios, unos cuantos libros y pintar las escuelas de los sectores populares es suficiente para disimular la precariedad de un sistema educativo que hace rato dejó de educar.

La hoja de vida de la Sra. Ministra María Brown, deja entrever que conoce de educación, entonces no hay ingenuidad en la propuesta, más bien un plan bien concebido para perpetuar la desigualdad, porque sin educación de calidad no se puede hablar de desarrollo.

Creo que urge avisar al Presidente Guillermo Lasso y a su Ministra de Educación que no hay pintura suficiente para maquillar un sistema educativo desmantelado y agónico; y que recuerden que cuando fueron cogobierno de Moreno, la usaron, casi toda, para cambiar logos.