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Ser o no ser, esa es la cuestión.
Hoy es presidente, mañana candidato. Ni ellos pueden distinguir, porque los dos han sido ¡la misma persona! Ya me hice bolas. ¿Entendieron? Ni yo. Con tal de no solicitar licencia para la campaña, como hace todo cristiano y no por gusto, sino por mandato del Código de la Democracia, tuercen con leguleyadas para “aprovechar” la ventaja de que el presidente es candidato y salir con todo a inundar el país con una propaganda vestida de morado, ya como presidente o candidato, le da lo mismo porque la ley ¡le vale madre!, mientras las autoridades electorales callan y le tapan la boca a una “odiosa” que les dice vela verde por ser tan complacientes con el poder reinante. Sólo atinaron a decir que el debate es obligatorio, luego de que en el sorteo el protegido quedó en el grupo de sus panas del alma, para que nadie le cause un disgusto y a lo mejor resuelva en represalia quitarnos la competencia de pensar, como le quitó al alcalde de Guayaquil la competencia de conceder licencias ambientales. Pésimo enemigo. Por allí nos contó un mosquito que, en plena campaña de primera vuelta, por el chisme de un lambón, le advirtió a su binomio que se había “ganado” un mal enemigo. Y cumplió, pobre vice…
Se consumó la violación legal. No cumplió con su obligación de pedir licencia desde el 5 de enero para hacer campaña que lo está haciendo desde su alta investidura que induce al voto. Una de sus ministras asegura que el morado es el nuevo color del Ecuador. Arriaron la bandera tricolor. El periodista internacional de la CNN Fernando del Rincón no se explica cómo alguien puede desdoblarse de presidente a candidato y viceversa y mucho menos entiende que salir a hacer campaña electoral sea “fuerza mayor”. Conste que son amiguis. Señora Gellibert, sus “encargos” del poder, con un nombramiento a dedo le acarrean responsabilidad penal por usurpación de funciones. Reflexione. Ya lo hizo la señora Moya. Bueno, ya salieron con la cantaleta de que la RC va a desdolarizar, gratuita afirmación desmentida por los hechos: si hubiera querido salir de la divisa extranjera, el presidente Correa tuvo 10 años con amplia mayoría parlamentaria y legitimidad popular para hacerlo. Mentirosos, son los grandes empresarios, los banqueros, los que resolvieron eliminar el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) para llevarse los dólares a sus guaridas fiscales. Compadézcanse de la tragedia nacional, cuando 1 millón 900 mil compatriotas y sus familias sobreviven con apenas 1 dólar,70 centavos diarios. Y con lo de la deuda externa, más farsantes todavía. Al término de la Década Ganada fue de 39 mil millones, dato confirmado por su amo el FMI que, para atender el primer crédito del traidor, pidió que sincere el dato de la deuda externa y tuvo que informar la verdad: la deuda de Correa fue de 39 mil millones. ¿Cómo les quedó el ojo?